Carlos Manuel, el Zafiro, el diamante azul, así es conocido este destacado artista dominicano, ícono de una época donde el merengue estaba en todo su esplendor.

Nació y creció en el barrio de San Carlos, Santo Domingo. En el 1975, siendo aún muy joven fue escuchado por el merenguero Bonny Cepeda y de inmediato recibió una oferta para participar en su orquesta.

Este confiesa que titubeó ante la oferta al principio, más que nada, porque siempre se visualizó como un baladista o cantando boleros, pero como merenguero no se veía; sin embargo, lo intento y tuvo muy buen resultado.

Su potente voz fue rápidamente reconocida y aceptada, en poco tiempo armó su propia orquesta y el éxito que tuvo fue abrumador.

Temas como «Dominicano Ausente», «El Cantante del Amor», «No sé que hacer», «El Cheque», «El Ultimo Beso», entre otros, se convirtieron en grandes éxitos que aún en nuestros días suenan en la radio.

La fama y el agitado trajín de vida que llevaba lo sumieron en una depresión que le hizo buscar como escapar de su realidad, es entonces cuando comienza a experimentar con la droga. Pronto se convierte en un adicto, comienza a decaer en lo profesional y residiendo en la ciudad de Nueva York llega inclusive a mendigar producto de su grave adicción.

Tras recibir el apoyo de artistas y figuras como Freddy Beras Goico, Fernando Villalona, Yaqui Núñez del Risco, entre otros regresa al país en busca de tratamiento para abandonar su problema de adicción.

El artista realizó varios intentos de rehabilitación, hasta que finalmente lo consiguió y decidió de inmediato retomar las riendas de su vida y volver a la música.

Para el 2012 ya tenía varios temas nuevos grabados, un vídeo, estuvo de promoción en los medios y se presentó en diversos puntos del país obteniendo buena respuesta.

Conforme con sus declaraciones, su intención es quedarse a vivir en su tierra natal y continuar con su música.