Si estás buscando un lugar tranquilo para disfrutar de aguas refrescantes y los sonidos de la naturaleza, el balneario Salto Alto de Bayaguana es uno de los destinos obligatorios para aquellos amantes del ecoturismo quienes les entusiasma conocer los secretos naturales de la República Dominicana.

A pocos kilómetros del municipio de Bayaguana de la provincia Monte Plata y a una hora y media de Santo Domingo, Salto Alto es una atractiva piscina natural rodeado de naturaleza virgen, y debe su nombre a sus tres cascadas altas que caen desde más de 10 metros sobre sus aguas.

Dado el estado de la carretera, el acceso al balneario es un tanto complicado para vehículos regulares, y se recomienda viajar en algún vehículo 4×4.

Sin embargo, el recorrido es un sacrificio muy bien recompensado, ya que al llegar tendrás la impresión de estar viendo una postal de un lugar tropical paradisíaco.

El lugar está protegido por las autoridades de Bayaguana. Para la seguridad de los visitantes y la conservación del balneario, los visitantes que quieran acceder al mismo tendrán que pagar una entrada de RD$100 por persona.

Otros Lugares para Visitar en la Provincia Monte Plata:

Salto de Socoa. Como si fuera uno de los secretos mejor guardados de República Dominicana, así se esconde el impresionante Monumento Natural Salto de Socoa, un balneario ideal para disfrutar en familia o junto a un grupo de amigos. Es considerado como uno de los destinos ecoturísticos más paradisíacos del país.

Iglesia del Santo Cristo de los Milagros de Bayaguana. Un templo dedicado al patrón San Juan Bautista es uno de los principales atractivos de la Tierra Esmeralda. Según cuenta la leyenda del Santo Cristo de los Milagros, una imagen del Santo Cristo tallada de madera apareció en el año 1606 en las playas de la comunidad de Yaguana. Después de su hallazgo, la madre de la niña que la encontró, milagrosamente recuperó su vista.

Santuario Nuestra Señora del Agua Santa. Esta iglesia católica de ladrillo y adobe es uno de los tempos más antiguos del país, cuya construcción se remonta al año 1540 después de la desaparición de los últimos indígenas de la zona. Según historiadores, muchos de estos indígenas fueron sepultados debajo de ese templo, incluyendo la esposa del cacique taíno Enriquillo.