A finales de marzo o principios de abril, llega un momento esperado por todos: la semana santa, tiempo donde se afianza la fe católica y se celebra el comienzo del cristianismo y los hechos que culminaron con la vida terrenal de Jesús. Pero muchas veces nos hemos preguntado ¿Por qué también se le conoce como semana mayor o semana grande?

Es una semana grande puesto que constituye el centro y el corazón de la liturgia de todo el año. En ella se celebra el misterio de la redención. La liturgia de la semana santa surgió de la devoción de los primeros cristianos en Jerusalén, donde Jesús sufrió su pasión.

En la liturgia de semana santa, la iglesia revive en la fe el misterio salvador de la pasión, muerte y resurrección del Señor.

El domingo de ramos da comienzo a la semana santa o semana mayor y finaliza el sábado santo, aunque su celebración suele iniciarse en varios lugares el viernes anterior conocido como viernes de dolores  y se considera parte de la misma el día en que Cristo venció la muerte: el domingo de la resurrección.

La semana santa va precedida por la cuaresma,  que culmina en la semana de pasión y da paso a un nuevo periodo litúrgico: la pascua.

Pero ¿qué significa la palabra pascua? La pascua es el centro de la vida de Cristo. Y es así porque no hay nada tan importante como aquel acontecimiento por el que Cristo, a través de su pasión, muerte y resurrección, “paso”, de ahí el nombre hebreo pasha, e hizo pasar con él al hombre y a la creación entera de la muerte a la vida, de lo viejo a lo nuevo, de las tinieblas a la luz, del dominio del pecado al de la gracia, de la enemistad a la amistad… abriendo un sentido de vida y un horizonte de esperanza insospechados.

La pascua es el gran acontecimiento de reconciliación universal. Por ende, celebrar la pascua no es sólo recordar la pascua de Jesús, sino decidir si queremos o no que haya un paso salvador del Señor por nuestras vidas.